Las gotas caen sobre mi mano, el aire pasa sobre mis fosas nasales y penetra dentro de mis pulmones, sin querer siento el más hermoso aroma de los aromas, así como cuando el agua toca, como cuando el fuego quema, y seduce la mente, como cuando la soledad cesa y el amor toca una puerta. A medida de que las nubes caminan y los olorosos tulipanes tocan el cielo, ocurren millones de cosas, en realidad en un parpadeo los peces viven y sonríen, en un parpadeo se verifica la verdad de la falsedad, en un parpadeo tocas el amor y la amistad. Mientras camino y siento el amor que brinda el verde pasto y el cielo azul, siento como los lobos dejan de aullar, siento como la naturaleza me responde.
Un día desperté y supe que la felicidad está ahí, solo hay que cogerla y abrazarla, un día soñé con el miedo más temible, con la ira que desata huracanes, con la pena que te corrompe el alma. Otro día soñé con el amor, con la amistad, con la belleza de la armonía, con la música, y con la rotura de barreras inquebrantables. Supe que no eran sueños, que la realidad es la que siempre se encuentra en la mente y que los sueños no eran más que vagos pero elementales pensamientos con los que uno se alimenta.
He soñado demasiado, hablado poco y mucho, pero nada se compara con el poder de lo que se puede pensar y posteriormente realizar, la mente es tan poderosa, que al cerrar los ojos, y respirar profundamente, los pensamientos vuelan como las aves, las imágenes corren como un felino, la tranquilidad es propiedad de la paz, y la paz se hace respirable. A veces pienso que a veces es mejor que no sea a veces, a veces pienso que esas veces siempre tienen que estar, a veces pienso y no entiendo, otras entiendo y no pienso y aún así creo que en esta realidad hay tanto por explorar, que lo explorable sólo a veces se piensa y se entiende, otras veces se entiende y no se piensa, que se sabe que todo es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario