Este era un vago que escribía desde una mirada totalmente particular. Se fijaba en detalles, más que en cosas centrales. Hoy piensa con el hemisferio derecho, pareciera que tiene un gusto autístico por los objetos sin mayor significado. Pareciera que tiene el mal de Diógenes, porque cada vez que camina, recoge todo lo que le llama la atención.
Obviamente sólo él se entiende dentro de su mal, ya que la mayoría de las personas no suelen hacer esta aberrante recogida de datos. Algunos normales pueden ser, si es que los llamamos artesanos, panaderos del arte moldeable. Si usan sus dedos y manos para entrelazar creatividad, ideas y alambres, piedras de la costa, o tipos de objetos no tan raros, como los que recoge este tipo de Diógenes. Loica no puede preguntar por qué no le responden cosas que quedan en su corteza cerebral dando vuelta todo el día, porque no habla. El cree que no lo entienden, porque mira otras perspectivas de las cosas. A veces se da cuenta de que está haciendo cosas tontas y mezclando ideas absurdas que no van al caso. Causan gran desconcierto, burlas y hasta risas despectivas. Como digo, se fija en los aspectos más inútiles y secundarios de las imágenes, videos, conversaciones y hasta canciones. En días afortunados logra pensar con su otro hemisferio, y mas racionalmente, analizando mucho más lógicamente las cosas y los impulsos que se le pronuncian en esta gran obra de teatro de los que se hacen y son idiotas. Según el está entre los idiotas que temporal y periódicamente se hacen los zorros. Parece que es una breve racha de salida cotidiana a su forma de pensar y actuar.
Entonces dos veces supo y entendió, que existían aparatos psíquicos que eran muy diferentes, que les costaba mucho entender las cosas de la manera normal, que él casi siempre estaba en un estado pseudo psicótico pensando y produciendo su mundo ficticio y propio, desconcentradamente elaborando imágenes. Se movía por las sensaciones, más que por la lógica y analítica escucha de contextos, memorizaba sonidos, expresiones, imitaciones de otros, hasta muecas que las interpretaba de una manera muy igual a los dueños y doñas. Unos días se preguntaba muchas cosas, y su mente andaba a mil por hora, mientras que otros días eran una cruda nube gris, llena de un monótono tema. Siempre busca cosas llamativas, ideas y situaciones que lo hagan viajar lo más próximo hacia una impresión. Digo una impresión perceptiva, no una hoja de papel, obviamente.
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