Estaba tirado sintiendo hormigueos, despierto y relajado. Comencé a soñar, llegué a una estructura grande, religiosa, bastante lujosa e impresionante. Era un palacio en donde se encontraba un conocido personaje, de repente aparecía al lado mío, rato después aparecía un caballo frente a mí y se sentaba en su cola, haciéndome saber el poder que había dentro de estas cuatro grandes paredes. Otras veces miraba el techo y encontraba lámparas totalmente lujosas y nunca antes vistas por mis retinas, otras veces sentía inseguridad, incertidumbre de qué era lo que estaba experimentando en ese momento.
Fuese como fuese esta bizarra experiencia me fue impactante, noté estímulos de gran calibre en el momento, sensaciones profundas acerca del origen de lo que estaba pasando. Le pregunté qué era lo que pasaba a este caballero de pelo largo (medio barbudo), y no se cómo lo hizo, pero me mostró unas imágenes en mi cabeza, como si su lenguaje fuera un correr rápido de imágenes mentales y de infinidades de letras, frases, y libros.
Vi unas cuantas letras, y palabras pero no tenían concordancia alguna, eran sólo conceptos sin muletillas que den sentido, algo se entendía pero era un lenguaje un poco raro. Entonces me dije; son palabras sin sentido, no les tomo importancia y no influyen en mi, las vi porque son parte de algo que no está en mis esquemas y no las comprendo, o simplemente son espejismos de algunos pensamientos cotidianos que ahondan en mi mente. Al otro día, me desperté impresionado del sueño impactante que tuve la noche anterior, pero aun así me levante rápido, cuando abrí los ojos cambió mi pensamiento, me desplacé por mi ciudad rapidísimo y disfrute del vivir nuevamente.
Era un día húmedo, como la lluvia cayendo en una casa hogareña brindadora de unos cuantos mates y calor. Día gris, pero día aprovechable como todos, día gris y día bello. Lo aproveché, pasé sobre el agua color café chaleco de lana y me embarré, pero lo hice por tratar de encontrar a un animal tan bello como una estrella. Era un perro color beige, tenía una cola larga y grande, bastante loca. Era una perra que aterra de su locura. Por lo mismo me causaba mucha simpatía, hacía que la viera y sonriera de forma instantánea. Lamentablemente se perdió y ahora no está, se siente el vacío de las impresiones y sensaciones que dejó.
Crudamente, ahora conozco y sé que cuando uno no tiene a la mano las cosas, animales, personas o ciertos elementos los añora mucho más. Es como si repentinamente aprendieras a querer y a apreciar lo que tuviste, a valorarlo y amarlo con tal sentimiento que nunca antes se podría haber imaginado.
Es entonces cuando empiezas a valorar cada momento de tu vida, ante pérdidas repentinas que tocan y provocan tu emoción, moviendo tu mente a diferentes pensamientos e ideas y trasladando el corazón hacia los recuerdos y crudas memorias. Hasta te pones en situaciones en las que estabas al lado de él o ella, escuchas esas conversaciones viejas, pero no son al cien por ciento reales, son recuerdos y huellas de lo que el mundo va dejando a través del tiempo.
Por otro lado, los acontecimientos vividos en la imaginación vuelan, tocan la puerta del sentimiento puro, y te tocan a ti también directamente en el cerebro. Toca que te toca a la puerta, dice la emoción en una canción. La ventana te susurra al oído que des unos pasos mirando hacia el cielo y avances unos cuantos más. Algunas veces se oyen estos susurros pero no se escuchan con el oído comprensivo, no se le prestan atención a los fonemas de dicha ventana, se recae en el mismo lugar, o simplemente retrocedes unos cuantos pasos.
En fin, la ventana y otras cosas me dicen que la clave es trazar el camino y abordarlo de manera feliz, positiva y optimista, escuchar a la ventana, o quizás también al tragaluz, o al tragaluz en la noche, sintiendo los sonidos más oscuros, tenebrosos y peligrosos rugidos de osos sonoros. Se escucha, se oye y se comprende, que los pasos se dan para atrás y para adelante prestando atención tanto al pasado como presente. Pero se siente que la ventana y otras llamadas ranas dicen; céntrate en el ahora, mira hacia atrás y extrae los buenos recuerdos, aprende de los malos y realiza pasos seguros rumbo hacia delante, ya que es fácil chocar hasta con un estante al instante.
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